Beto Vergara/Subterráneos
Puebla, Puebla a 22 de junio de 2022. A Lorsa lo conocí de la manera más lógica de cómo se puede conocer a quien se dedica al Graffiti, en la calle observando sus obras, confieso que al principio no logré descifrar la tipografía, pero subí una foto y un amigo en común (“Mr Amlord”) lo etiquetó, lo empecé a seguir por Instagram y a admirar su trabajo. Un día coloca una historia en la que se ve trabajando y yo como buen voyeur del arte, le pedí la oportunidad de retratar algo de su proceso. La respuesta fue un sí, como la gran mayoría de los artistas urbanos con los que he tenido contacto, contestó de forma abierta.
Llegué al lugar y a la hora, domingo por la mañana, la mayoría de la gente descansa, pasea, se cura la cruda o va a misa. Ahora conozco a Lorsa en persona, no conocía su cara ni sabía su nombre. Empezamos a platicar un rato de diversos temas, me comenta que está muy “chido” que haya quien se interese en el graffiti. Sale a la plática la postura de la mayoría, ver al graffiti con el ojo de la criminalización, la idea de relacionar el arte urbano con el crimen. Mi postura y mi pregunta es ¿de dónde sale esta idea? ¿Cómo llegan las personas a esta conclusión? ¿Es idea propia o un paradigma social, como tantos que tenemos? Personalmente creo, que esto es un error, fruto de no conocer la sensibilidad artística que hay detrás de la pintura graffiti, ignorando también que en algunos casos el grafiti es una fuente de empleo, justo como en el caso que aquí relato un poco.
Llega el desayuno, el trabajo va a ser largo y en el lugar se va a desayunar, comer y fumar un poco. Lorsa estará poniendo todo, una jornada laboral y su talento para dejar una parte de sí en una pared que será lienzo para un sin número de selfies en el bar que lo alojará.
El trazo inicia, pero no queda como debería. Al parecer en el lienzo, hay una imagen que va a salir gracias a la habilidad de quien lo va a pintar, vuelve a iniciar. Esto es muy diferente a la fotografía que acostumbro a hacer donde solo me dedico a capturar lo que ya existe, no lo que está por existir. Otra confesión, me impaciento un poco, esto solo al principio, en un rato veo a Lorsa pintando y a Demt borrando y así los dos se comunican y empiezan a danzar alrededor de lo que se convertirá en un colibrí extrayendo el néctar de la pintura, yo me limito a espectar con mi cámara haciendo tomas y tomas, pensaba que retrataría el proceso creativo de una pintura, sin saber que asistiría a un número de ballet entre dos creativos que van de aquí a allá dando color y vida a un escenario que ayer no existía.
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