Hugo Cabrera/Subterráneos
Fotos: Beto Vergara
Reels: Patricia López
"El cuerpo tiene cierta sabiduría y es mejor reconocerla, que tratar de controlarlo todo el tiempo"
Puebla, Puebla; 27 de enero de 2023. “Se estigmatiza con la danza. La mayoría de las personas la significa con pulcritud. La danza africana se menosprecia y causan ruido indicaciones como: sacar las nalgas, tocarse las chichis”. Dice Brenda Mayr, quien imparte clases de danza africana en dos espacios autogestivos: Trasiego ( lunes y miércoles 19 horas) y Casa Tripulantes (sábados 11 de la mañana).
“La danza africana me gustó, fue casualidad el encuentro con ella. Un día saliendo de clase vi un poster, una copia fotostática, y decidí apuntarme. Fue muy emocionante sentir la música en vivo, el movimiento del cuerpo. No sabíamos claro que ritmo era, de dónde venía, pero fue revelador y un gran descubrimiento para mi”. Comenta Brenda quien estudió en la Buap desde el 2006 danza contemporánea, fue en el segundo año de estudios que tuvo su encuentro con la danza africana.
“Desde pequeña mis padres me incentivaron en actividad física, fui jugadora de basquetbol y hacía danzas polinesias. Elegí una carrera que involucrara mi cuerpo, y a pesar de que empecé grande, aquí estoy. Mi idea de la danza se expandió cuando pasé el examen y me quedé. La imagen estereotipada de una bailarina fue cambiando. Cualquier cuerpo puede hacer danza. Hay técnicas y habilidades que se pueden trabajar, pero no es una condicionante ni el peso, ni la forma del cuerpo, son significantes europeos. Tampoco la edad es una limitante. Hay danzas regionales en donde el tiempo da jerarquía”. Enfatiza Brenda.
El espacio de la entrevista es un salón de clases, hay que quitarse los zapatos para poder entrar. Nos envuelve el color negro y la luz del sol se filtra por las ventanas. Brenda se percibe cómoda y sigue comentando: “La danza africana tiene una técnica sí, tiene elementos claros. A veces se piensa que es solo moverse en libertad. Hay elementos como el ritmo, rigurosos movimientos físicos, pero dentro de todo eso hay libertad, y eso permite que cualquiera lo pueda hacer. La danza guineana se relaciona con la música y genera algo intuitivo. El cuerpo tiene cierta sabiduría y es mejor reconocerla, que tratar de controlarlo todo el tiempo. En la parte teórica se habla de colonialismo, patriarcado, capitalismo, como todo esto atraviesa nuestros cuerpos y formas de vida”.
Brenda profundiza en su pensamiento, tiene una última idea que manifestar: “La danza en general es una oportunidad de reapropiación con los cuerpos, de autoconocimiento, es una acción que se nos va negando desde pequeñas. Hacer danza es estar en conexión con nosotras. Hacer danza es encontrar momentos de placer, de disfrute dentro de toda esta vida agitada. Algo pasa en nuestros cuerpos que nos hace ver mejor la vida; se siente uno bien, es una herramienta para la vida. Salir de una lógica de que todo lo que hacemos tiene que ser producción. Hacer danza africana es reivindicarla, es toda una técnica de compromiso, disciplina esfuerzo, importancia y valor. Como artistas autogestivos vivimos de que la gente recurra a nuestra propuesta y buscamos que exista acceso al arte y sea opción de vida”.
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